viernes, 4 de agosto de 2017

Los humedales en Engativá necesitan atención urgente
Humedal Santa María del Lago
Los humedales, o chucuas como los llamaban los Muiscas, son vitales para la supervivencia humana. De acuerdo con la Fundación Humedales Bogotá, en la ciudad estos cuerpos de agua realizan los siguientes servicios: 1.       Regulan del ciclo hídrico: Controlando y previniendo inundaciones.
2.       Mejoran la calidad del aire.
3.    Ofrecen espacios de refugio de biodiversidad endémica, hábitat esencial de diversas especies residentes y migratorias.
4.       Permiten espacios pedagógicos, Invitando a la contemplación, la reflexión y la calma. Son aulas vivas para el aprendizaje, áreas de recreación pasiva, generadores de conocimiento e investigación. Generan el rescate de la identidad territorial y la identidad cultural, nos transportan a épocas ancestrales y nos recuerdan de dónde venimos y para dónde vamos.
Sin embargo, en Bogotá, ni las autoridades ni los ciudadanos parecen darse cuenta del privilegio que se tiene al contar con decenas de estos cuerpos de agua y por el contrario, los abandonan a su suerte, permitiendo que la falta de conocimiento y de cultura ciudadana los contaminen de manera indiscriminada.
El Hormiguero, recorrió dos de estos cuerpos de agua ubicados en la Localidad de Engativá, y esto fue lo que encontró.


Apariencias: el humedal Jaboque aún NO está recuperado


Una verdadera problemática que va entre la inseguridad y la contaminación ambiental, es la que afrontan diariamente los habitantes de decenas de barrios de Engativá que limitan con el humedal Jaboque. Así lo hicieron saber a El Hormiguero, los miembros de la Junta de Acción Comunal del barrio Las Mercedes, uno de los más afectados, ya que sus calles cercanas al humedal son frecuentadas por expendedores o consumidores de estupefacientes y delincuentes que generan “situaciones difíciles” para trabajadores, estudiantes, niños y mujeres del sector.
El humedal Jaboque, presentado por la Administración Distrital en los medios masivos como una de las maravillas naturales de la ciudad, en realidad es un albergue de escombros, aguas residuales, basuras y lodos, que además atrae habitantes de calle y obliga a sus vecinos a convivir con zancudos, ratas, ambientes fétidos y delincuentes, muy contrario a su nombre, que en lengua Muisca significa “Tierra de Abundancia”.
Paradójicamente, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá hizo una inversión cercana a los 2.854 millones de pesos para “recuperar el agua del humedal”, en un proyecto que creó recientemente, al occidente del humedal, una isla “para que aves nativas y migratorias encontraran un hogar con las condiciones necesarias para habitar y/o reproducirse”.
El Jaboque, Recibe aguas de los canales Ángeles, Carmelo, Garcés Navas, Villas de granada y Marantá, desplegándose en 148 hectáreas que albergan aves como la Tingua, Chorlitos, Patos Turrios y Canadienses, Atrapamoscas, Garzas Blancas y Grises, Cardenales y Periquitos de Anteojos, entre mamíferos como Curíes y comadrejas. Pero está muy lejos de ser el paraíso terrenal de estas especies y la hermosa vista natural mostrada al mundo, como justificación de tan magna inversión.

La comunidad se organiza para exigir un ambiente sano
Ante la fuerte problemática presentada, hace cinco meses la comunidad se organizó en la Mesa Territorial del Humedal Jaboque, liderada por la comisión ambiental de la Asociación de Juntas de Acción Comunal –ASOJUNTAS- de la localidad, con el propósito de mantener contacto directo con las entidades responsables.
Dentro de las solicitudes esbozadas en la Mesa, se encuentran el mantenimiento de los canales, la reinstalación de la rejilla en la carrera 105f, el control de las conexiones erradas, la limpieza periódica a los canales perimetrales y el mantenimiento al cuerpo de agua, así como mayor control y vigilancia por parte de los miembros de la Policía Nacional, que incluya intervención integral a los habitantes de calle y recicladores de oficio.
No obstante, para Mario Torres, Secretario Ejecutivo de Ecología y Medio Ambiente de Asojuntas y líder de la Mesa Territorial, es evidente la desarticulación y descoordinación intra e interinstitucional de la administración,  que se ve reflejada en la “falta de trabajo para presentar respuestas integrales concretas, por parte de los funcionarios de las instituciones”. También advirtió sobre la “poca voluntad” de la administración para atender los requerimientos de las comunidades, lo cual “se ve en la ausencia de continuidad y capacidad de decisión de los funcionarios que  asisten a la Mesa”.

Entre la espada y la pared
Entre tanto, los vecinos del humedal no tienen otra alternativa que la de seguir soportando las condiciones adversas ofrecidas por este cuerpo de agua, que fue el observatorio astronómico de nuestros antepasados Muiscas, donde podían determinar las fechas para la siembra y la cosecha.
“Necesitamos capacitación sobre el buen manejo de las basuras, donde nos ayuden a concientizar a la gente sobre cómo vivir en sociedad, cultura ciudadana y buen manejo de residuos, porque acá vienen los carreteros y arrojan escombros, pese a las sanciones existentes. Esta situación la conoce la Alcaldía y la policía pero no hacen nada”, señala Germán Sierra, Tesorero de la JAC del barrio Las Mercedes.
A su vez, Roberto Muñoz, Presidente de la misma Junta, hace un llamado perentorio a las autoridades locales para que intervengan en esta difícil situación que ronda al humedal Jaboque. “Requerimos urgente policía de adolescencia”, dice. “Diariamente vemos grupos de jóvenes que vienen a fumar alucinógenos con perros, en motos o carros, muy cerca del colegio distrital Fe y Alegría”.  Recuerda que cuando el CAI del sector se construyó, quedó el compromiso de que iba a tener orientación ambiental con policías femeninas, para proteger el humedal y al tiempo controlar el microtráfico mediante requisa a mujeres y niños, pero a la fecha no se ha cumplido y el CAI es un común y corriente.
Al preguntársele por las gestiones realizadas por la Junta de Acción Comunal para dar solución a la situación, aclaró que “el pasado 17 de abril tuvimos reunión con la alcaldesa para dar a conocer la situación, se comprometió a hacer un recorrido por la zona para una inspección ocular al sitio, pero a la fecha no ha sucedido nada”.
“Entendemos la importancia del reciclaje y el gran negocio que se genera con esta práctica y nos da gusto ver algunos recicladores uniformados y organizados, pero la mayoría no están dentro de esta organización y generan las problemáticas de consumo y vandalismo. También hay incremento de personas que reciclan, incluyendo niños desescolarizados”, finalizó el dignatario. 

S.O.S  por el humedal Santa María del Lago
Memoria Identidad y Territorio
Un pato que se zambulle en lo que años atrás fue un lago casi cristalino, junto con montones de eneas, buchón y lentejita que amenazan con asfixiarlo y que se han apoderado de una parte del humedal Santa María del Lago, son hoy el panorama dominante del espejo de agua, el mismo que contrasta con una foto del humedal que se encuentra en la entrada occidental y donde se observa un ecosistema limpio.
Da tristeza ver el deterioro del que fuera uno de los humedales más bellos de Bogotá y cuya recuperación inicial fue liderada por personas de los barrios adyacentes como nos lo recuerda Alfonso Estrada habitante del barrio San José,   “Yo acompañe varios domingos a Aristóbulo Aristizábal a sacar buchón de la laguna ya que esta planta es dañina y no permite que surjan espejos de agua. Teníamos una balsa y nos metíamos y recogíamos con una pala. Una persona que estaba en la orilla jalaba la balsa. Nosotros avanzábamos y cuando teníamos una buena cantidad de buchón se jalaba la balsa y se sacaba la planta”.
Otras problemáticas que tenía como basuras y la invasión de su territorio fueron subsanadas por la comunidad. En el año 2000 el humedal fue recuperado totalmente y se abrió al público como Parque Ecológico Distrital, se le dio el uso de parque de recreación pasiva y aula ambiental y pasó a ser administrado por el DAMA hoy  Secretaría Distrital de Ambiente, quien contrató como su primer regente a Carrefour, tiempo en que se le hizo un buen mantenimiento y el espejo de agua permanecía limpio, pero como lo expresa la señora María Sierra ¡La gente no sabe lo que tiene hasta que lo pierde!
Hoy,  después de 17 años el lugar presenta un paisaje de abandono, así lo señala uno de sus asiduos visitantes, Ricardo Castro, habitante del barrio La Granja: “ El humedal se encuentra en abandono, completamente olvidado. Necesita que limpien el espejo de agua porque se llenó de junco y plantas malignas. Esto lleva abandonado como un año y medio. Se requiere que la Secretaría Distrital de Ambiente le ponga la mano cuanto antes”. Una apreciación similar sobre la problemática del lago la tiene Rachar Ospina, quien viene con frecuencia visitar el humedal  junto a su familia: “El espejo de agua tiene mucha vegetación que no corresponde a la vegetación normal lo cual afecta a las especies que viven allí”
Por el grado de deterioro que tiene una de sus partes del humedal,  María Sierra afirma que quienes viene a recorrerlo “vienen es a ver un basurero”, se refiere en especial al abandono del humedal, que aunque es uno de los más cuidados en los últimos meses ha venido deteriorándose como también lo indica Juan Carlos Ruiz, un joven estudiante universitario para quien: “El espejo de agua se ha visto maltratado por la vegetación que lo afecta. En el agua se aprecia como una capa de aceite que contaminó el agua”.
Si bien la comunidad en general valora y cuida el humedal, ha faltado que la Secretaría de Ambiente le haga mantenimiento al humedal. Sobre esta situación, algunos miembros del equipo pedagógico del humedal indicaron que hasta hace poco la entidad contrató una persona para que le haga mantenimiento al humedal. El Humedal Santamaría requiere pronto que se le preste atención como lo afirma Ricardo Castro: “Si no le prestan pronto atención a lo mejor vamos a perder el humedal. Se requiere un mantenimiento ya, pues entre más tiempo pase, será más dificultoso arreglarlo”.
Hoy el humedal está herido como cuando en 1977 la construcción de la Avenida Boyacá por este sector lo dividió y una parte quedó en el barrio Santa María y otra en el barrio Bonanza, esta última se secó años después.
¿Pasará lo mismo con el humedal, o será que la Secretaría de Ambiente, como entidad encargada de velar por la protección de los humedales de la ciudad, finalmente se decidirá a protegerlo?.
Amanecerá y veremos.